Cuadra Fernández, árbitro de LaLiga: “Siempre he tenido claro que para progresar hacían falta estudios”

Guillermo Cuadra Fernández estudió en el Colegio La Inmaculada de Hortaleza, y es, desde su debut en agosto de 2018, árbitro de la Liga Santander. Además de arbitrar en la Primera División Española de fútbol, ha sido elegido recientemente como árbitro internacional. Del colegio balear, Guillermo Cuadra Fernández ha pasado de Tercera División a lograr la condición de internacional en solo siete años, gracias a su dedicación profesional y académica. Hoy, nos cuenta más detalles sobre su vida profesional y personal, sus inicios en el mundo del arbitraje y muchas cosas más.

Sabemos de ti que arbitras en Primera División junto a estrellas del mundo del fútbol, pero ¿cómo contarías tú quién es Guillermo Cuadra Fernández? 
Pues tengo 36 años, soy en Madrid, educado en el barrio de Hortaleza, ya que estudié en el Colegio La Inmaculada, de las madres concepcionistas. Tengo una hermana, mi madre es de Extremadura, mi padre es de Madrid, soy titulado de Secundaria y Bachillerato en el mismo Colegio La Inmaculada, y además soy profesor de inglés y de educación física. 

¿Has ejercido como profesor? 
Sí, hasta hace dos años, hasta que pasé a Primera División, sí que he ejercido tanto en Madrid, como en Baleares, que es donde vivo actualmente. 

¿Y cómo era compaginar la labor de árbitro con la de profesor?
Pues en las primeras etapas era sencillo, porque no estaba dentro del fútbol profesional (1ª y 2ª división). Al principio se compaginaba bien, ya que hasta 2ªB el arbitraje no exige tanta dedicación en cuanto a tiempo como el fútbol profesional. Dedicaba al instituto media jornada para poder compaginarlo con viajes, preparación de partidos, etc., e intentando no quitarle mucho tiempo a una parte para dárselo a la otra. 

De niño, en el Colegio de La Inmaculada, ¿te imaginabas llegar tan lejos algún día? 
No, de hecho a mí me gustaba jugar al fútbol y estar con mis amigos, pero sabía que llegar a ser futbolista era muy complicado. En España, la gran mayoría de niños juegan al fútbol, y pensar que todos van a llegar al fútbol profesional es una utopía. A mí me gustaba jugar y también ir a ver partidos de regional a los campos de tierra con mi padre. Se me ocurrió meterme en el colegio de árbitros con dieciséis años, y por supuesto que no me imaginaba que a iba a llegar a Primera, ni a Segunda, ni a Segunda B o Tercera. Simplemente quería hacer una actividad que pudiera compaginar bien con los estudios, que me exigiera hacer deporte, disciplina y unos hábitos de vida saludable. No tenía mayor intención de conseguir llegar a un objetivo superior. Me fue gustando, y el progreso va con el disfrute. Y si tienes esa pizca de suerte, los ascensos van llegando, pero hace falta pasar por muchos años en el fútbol de base para intentar acercarte al fútbol profesional y a mí ni se me ocurría en ese momento. 

Un profesor tuyo, Alberto Lope, fue árbitro de Primera División de fútbol sala. ¿Esa figura te llevó a plantearte el poder ser árbitro? 
Sí, Alberto era profesor en el colegio y teníamos muy buena relación. Además, venía con nosotros de monitor cuando mis padres nos enviaban a Irlanda, en un programa de idiomas que tenía el colegio para los veranos. Ahí teníamos más trato, más tiempo para hablar, y él me contaba que era árbitro de Primera División. A mí me gustaba mucho el fútbol y el fútbol sala y cuando me lo dijo, a mis 14 años, me hizo verle de otra manera. Era alguien a quien me quería parecer, un ídolo. Me parecía una pasada lo que hacía y fue un pequeño empujón para intentarlo. 

Aparte de lo deportivo, ¿cómo ha sido el proceso a nivel personal y de formación para llegar a Primera División? 
Yo tenía claro que lo que me interesaba era formarme académicamente. Realmente, el arbitraje y el deporte eran como un complemento. Yo tenía muy claro que quería tener la disciplina de un árbitro pero que lo que me iba a dar de comer y hacer progresar como persona eran los estudios. Siempre he llevado eso en paralelo, aunque por suerte la parte deportiva se pudo igualar y convertir mi hobby no solo en mi profesión, sino en mi devoción. Es un trabajo con el que disfruto 24 horas al día. Pero tuve claro que lo fundamental era lo académico, pues lo deportivo tenía muchas aristas y muchos factores que podían no salir como uno esperaba. Creo que no se deberían apostar todas las fichas a la carta del deporte. Actualmente, de hecho, sigo haciendo cursos de formación a través de la UNED. También en los idiomas, pues nosotros estudiábamos francés en el colegio y mis padres entendieron que el inglés era importante, por eso nos mandaban a mi hermana y a mí a Irlanda. Ahora que tengo categoría internacional, me han hecho una prueba de inglés para poder ser árbitro internacional. Si no tuviera un mínimo de inglés no me habrían aceptado, por mucho que la RFEF me proponga y por mucho talento que tuviera arbitrando, necesitamos habilidades de comunicación. Un árbitro que llega a Primera División debe dominar muchos ámbitos de su vida, no es solo tocar el silbato y acertar los penaltis. 

Entonces, ¿qué les dirías a esos chicos que quieren centrarse solo en el deporte? 
Pues obviamente animarles, ya que si alguien tiene una pasión y un sueño pues tiene que poner todo de su parte, pero no se puede olvidar que no todo está en nuestra mano. Hay una parte de suerte, del destino, que te obliga a no dejar de lado los estudios. Yo llevo dos años sin ser profesor, pero en las excursiones me gustaba preguntar a los chicos sobre qué querían ser de mayores. Igual que en mi generación se quería ser futbolista, policía o bombero, hoy en día muchos dicen que quieren ser youtubers, por poner un ejemplo. Ellos piensan que un youtuber es una persona que hace un vídeo y sale en Internet, y que recibe dinero por tener solo por seguidores. Al final un youtuber es una persona con formación en idiomas, que debe saber de psicología y sociología, de comunicación audiovisual… Hay mucho detrás, yo les diría que piensen en eso, en lo que hay detrás del personaje, la formación previa. Por eso es importante que aprovechen el tiempo en los colegios. Se ve cuando un alumno tiene inquietud por querer ser mejor y puedes proyectar en ellos que van a tener éxito en sus vidas. El éxito no se mide necesariamente en número de seguidores, lo estamos viendo estos días con médicos, enfermeros, empresarios que ayudan a los demás… 

Por otro lado, quería preguntarte sobre una curiosidad que me llama la atención, ya que siendo madrileño, eres árbitro del Colegio Balear. ¿A qué se debe? 
Esto fue en Tercera División, hace ocho o nueve años, ya que yo tengo parte de mi familia aquí en Mallorca, y siempre había querido venir a vivir aquí, ya que Baleares es un territorio que para mí es un paraíso. Mi trabajo y mi vida estaban en Madrid, y al final me decanté por vivir una nueva experiencia, salir de la zona de confort y a través de mi familia de aquí decidí dar el paso. Al principio fue complicado, cuesta arrancar, pero ha sido provechoso. No sé si fue lo suficientemente meditado o no, yo confiaba en que era algo que yo quería hacer y decidí hacerlo. En nuestra profesión se distingue a los árbitros por ser de un colegio arbitral o de otro, al final nosotros somos profesionales y en el desempeño de nuestra labor no le damos a importancia a ser de un sitio o de otro. Queremos llegar al acierto en el campo, y eso no entiende de fronteras. 

Y por último, aunque debería haber sido la primera pregunta, ¿cómo es la vida en cuarentena de un árbitro de Primera División? 
Tenemos que agradecer a los preparadores físicos del Comité Técnico de Árbitros todo lo que han hecho para intentar adaptarse a la situación y dar respuesta a lo extraordinario. Ellos han sido creativos, sabiendo las limitaciones, pues algunos como yo vivimos en pisos no demasiado grandes. Han hecho una gran labor, con entrenamientos para mantener la capacidad aeróbica y no reducir los niveles musculares. Yo, que llevo arbitrando veinte años, nunca había estado dos meses en una casa sin correr, pero la preparación ha permitido que el salto no haya sido tan grande. Con buena voluntad y ayuda se puede mantener la condición física, que a nuestro nivel es bastante exigente. Es cierto que traíamos mucho ya ganado, estamos acostumbrados, pero se ha conseguido mantener el control de la forma física. El equipo médico nos pide regularmente datos de peso, de horas de sueño, de porcentaje de grasa… Estamos controlados, muy parecido a lo que habrán hecho los equipos.


El árbitro internacional Cuadra Fernández, durante un partido este año




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