- El árbitro internacional reconoce que una de sus máximas en el arbitraje y en la vida es que "el elogio debilita y las críticas, si son constructivas, se hacen necesarias para crecer".
El internacional Sánchez Martínez, arbitrando un partido de Primera División // Foto: RFEF |
José María Sánchez Martínez, árbitro lorquino de 36 años, que cumple su quinta temporada en Primera División, está considerado como uno de los mejores colegiados del fútbol español, aunque él, lejos de creerse más que nadie, asume que la vida es un aprendizaje continuo. En una entrevista a 'Murcia Plaza', Sánchez Martínez rompe con el tópico que acompaña a los colegiados de fútbol de la élite, un colectivo muchas veces tildado de hermético, como si viviera en una burbuja y alejado de la sociedad.
¿Cómo está llevando el confinamiento por el coronavirus?
Este tiempo lo paso en casa, como todos, y estoy en Murcia, donde vivo. La particularidad de ser deportista hace que cueste más no poder salir a entrenar y lo llevo peor, aunque es lo que debemos hacer: permanecer encerrados para que esta situación se solvente lo antes posible.
¿Entre cuatro paredes qué hace a diario que esté relacionado con su tarea arbitral?
Me centro en las actividades de formación con los criterios del Comité Técnicos de Árbitros y, en mi caso al ser internacional, también con los de la UEFA. Tenemos videoconferencias de forma semanal para seguir actualizados y el trabajo físico lo hago con mi entrenador personal y utilizando el material que tengo por aquí para así mantener la forma de la mejor manera posible. Es algo que no hay que descuidar para no perder tanto el tono físico y para prevenir lesiones.
¿Y qué es lo que más echa en falta?
Nos falta el campo, pero las circunstancias son las que son. Lo que más echo de menos es pisar el césped, olerlo, y sentir los partidos, pero también los hábitos de vida normales: ir a trabajar, dar un paseo o a un centro de ocio... y por supuesto la Semana Santa y las Fiestas de Primavera. Yo soy de Lorca y allí tiene una gran relevancia la Pascua, como en Murcia, donde también se vive mucho el Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina. Este martes voy a tener que prepararme un zarangollo en casa y tomármelo aquí.
Las 24 horas del día también dejan espacio para el tiempo libre. ¿Cómo es su plan de ocio en confinamiento?
Habitualmente estoy poco tiempo en casa y ahora que es diferente aprovechamos mi mujer y yo para ver películas y series y también para leer. Además, estamos en contacto a través de videollamadas con la familia en Lorca y con los amigos que tenemos en otros sitios.
¿Cuándo cree que usted y sus compañeros podrán volver a llevarse el silbato a la boca?
Aventurarse a dar una fecha en la que se vaya a reanudar la competición sería atrevido por mi parte. Mi deseo es que sea lo antes posible y en unas condiciones de seguridad idóneas para todo el mundo. No es momento de precipitarse y las autoridades sanitarias deben determinarlo. Esto que ha pasado nos debe servir para aprender y tener muy en cuenta que cualquier repunte sería catastrófico. Tampoco tengo idea de si los partidos se reanudarán con público o a puerta cerrada, pero las autoridades pertinentes serán las que decidan y los árbitros estamos al servicio del deporte y en ese sentido haremos lo que nos ordenen.
Hoy Sánchez Martínez es un árbitro más que consolidado en la élite, pero ¿cómo se inicio en este mundo?
Siempre me ha gustado el fútbol y fui jugador, aunque sin hacer nada relevante. Es mi pasión y con 17 años probé en el arbiraje. Fue de la mano de Pepe Murcia, mi profesor de Educación Física en el Instituto Ibáñez Martín de Lorca. Él nos invitó a una charla a un grupo de chavales y vi que era una forma interesante de estar vinculado al fútbol y más tarde como un hobbie mientras trabajaba en el sector de la banca. Tantos años después puedo decir que el fútbol me ha dado mucho y disfruto del momento sin perder lo hecho hasta ahora, pues soy bastante nostálgico y tengo muy presente lo andado.
¿Cuáles han sido sus referentes en el arbitraje?
En España hemos tenido y tenemos árbitros de talla mundial y me vienen a la cabeza Medina Cantalejo, Fernández Borbalán, Velasco Carballo, Clos Gómez, Undiano Mallenco... a los que veía por la tele y en los que me fijaba. He tenido la suerte de compartir con ellos muchos cursos y también partidos y he comprobado que son todavía más grandes como personas.
Su nombre figura entre los de los mejores colegiados de Primera junto al de otros como el madrileño Carlos del Cerro Grande, el extremeño Jesús Gil Manzano o el valenciano Antonio Miguel Mateu Lahoz. ¿Usted se ve en ese grupo?
No me gusta hablar de mí, ni de lo bueno ni de lo malo. Lo que sí tengo claro es que hay que buscar la mejoría para no estancarse y que cada partido te da una oportunidad para mejorar. Además, es muy importante escuchar a quienes saben de arbitraje en un país que es modélico en cuanto a formación se refiere.
Hable del elogio y de la crítica. ¿Cómo lleva lo uno y lo otro?
Una de mis máximas es que el elogio debilita por mucho que nos guste que nos digan las cosas buenas que hacemos. En cuanto a las críticas, si son constructivas, se hacen necesarias para crecer. Yo escucho a la gente que está a mi alrededor, leo la prensa y no vivo aislado. Ejerzo la autocrítica y trato de aprender para seguir adelante, pues de lo contrario no se puede evolucionar no ya en el arbitraje sino en cualquier ámbito de la vida. Tu rendimiento depende de tu trabajo y por eso hay que ser exigente con uno mismo.
Por muy bien que lo haga siempre habrá quien le ataque ya que el fútbol sin cargar contra el árbitro no se termina de concebir en España. ¿Lo asume?
El fútbol es el deporte rey en este país, levanta pasiones y es lo que es gracias a las masas que mueve. Es habitual que a los árbitros se nos critique muchas veces sin motivos y atendiendo a los colores de cada aficionado, que mira por sus colores cuando también es importante tener el conocimiento que a veces falta a la hora de enjuiciar nuestra labor. Repito que estoy a favor de la crítica si es constructiva y no se hace simplemente para hacer daño. Por eso también agradezco el hecho de ir por la calle y que la gente me anime al verme cuando realmente no están animando a ningún equipo sino a un deportista.
Volviendo a su trayectoria, ¿cómo explicaría la progresión, la cual le llevó en apenas cinco años de Tercera a Primera y otros cinco a alcanzar su status actual ente los mejores trencillas del país?
El arbitraje es un camino largo y duro y una escuela de vida, como me gusta decir. Yo pasé por campos de tierra y empecé dirigiendo partidos de benjamines, como es normal, y llegué a estar en un Real Madrid-Barcelona, que siempre es un encuentro especial, o en la final de la última Supercopa entre el Madrid y el Atlético sabiendo que son partidos de máxima repercusión.
Ya que habla de partidos, ¿se quedaría con alguno de los cerca de 100 que ya ha vivido en la élite?
Hay muchos para recordar, pero sin duda que me quedaría con el debut en Primera, que fue en un Real Sociedad-Sporting de Gijón en Anoeta y con otros dos murcianos como José Gallego García y Javier Martínez Nicolás en las bandas.
Es internacional desde 2017 y fue uno de los colegiados europeos que fue reclamado para dirigir partidos de liga en otro país. Hace unos meses estuvo impartiendo justicia en el Olympiakos-Paok, con el liderato de la Liga griega en juego. ¿Cómo fue la experiencia?
Muy grata, la verdad. Tuve la ocasión de conocer una manera de vivir el fútbol diferente con un gran ambiente y me reconforta que confiaran en mí para arbitrar ese encuentro de máxima rivalidad, con lo que eso supone en Grecia.
¿Tiene algún objetivo concreto como por ejemplo arbitrar en un Europeo, en un Mundial o en una final de la Liga de Campeones?
Creo que hay que pensar en grande, pero voy día a día tanto en mi profesión como en la vida sabiendo que hay que ir cumpliendo etapas. Yo me exijo mucho y mantengo la ilusión, que es la mejor forma de retroalimentarse. Evidentemente que gusta estar en los grandes acontecimientos, pero los objetivos hay que ir construyéndolos y eso se hace yendo paso a paso.
Los árbitros en cierto modo son jueces y los jueces son la autoridad. Para acabar y volviendo al dichoso coronavirus con el que comenzamos la entrevista, ¿puede enviar un mensaje a la sociedad en estos tiempos difíciles que estamos soportando?
En primer lugar quiero transmitir mi deseo de que la situación que vivimos a nivel mundial pase pronto y luego lanzar un mensaje de ánimo y esperanza a toda la sociedad. Son momentos complicados, pero hay que tener esperanza y la mente ocupada y ser responsables respetando las normas.
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