Arcediano Monescillo reconoce que lo peor del COVID-19 es "la incertidumbre de no saber cuándo vamos a volver a competir"

El árbitro de Segunda División Arcediano Monescillo pasa los largos días de confinamiento por el COVID-19 entre el entrenamiento físico, la formación teórica, el inglés y las continuas charlas con sus superiores. En una entrevista en el diario 'Lanza', el colegiado castellano-manchego reconoce que se encuentra sólo en casa, ya que su madre, con la que convive, ejerce de hija y de enfermera con sus abuelos.

¿Cómo te encuentras?
Bien, animado y con la esperanza próxima de que todo vuelva a la normalidad para que podamos disfrutar de nuestras familias, amigos y gente más cercana. 

¿Cómo estás entrenando?
Normalmente entreno 1 ó 2 veces en casa alternando cardio y fuerza. 

¿Cuántas veces sales al día a la calle?
Hay muchos días que no salgo a la calle. Lo normal es salir a comprar una vez a la semana.

¿Con quién tienes contacto a diario?
Pues por desgracia no veo a mi madre que está cuidando a mis abuelos y estoy solo en casa. Así es que, todo a través del móvil.

¿Qué medidas estás tomando durante esta crisis; lavarte las manos, gel desinfectante, mascarilla, guantes…?
Toda medida que tomo es poca. Utilizo mascarilla, guantes y geles. Sin olvidarme, claro está, de ducharme cada vez que vuelvo de comprar.

¿Cómo llevas mentalmente entrenar sin saber cuándo va a volver a competir?
Es lo que uno peor lleva, la incertidumbre de saber cuándo vas a volver a competir, de estar en los terrenos de juego.

¿Cuántas veces sales a comprar?
Normalmente una vez a la semana, bien viernes o sábado. 

¿Estás comiendo o picoteando más de lo habitual? 
Intento controlar la alimentación pero mentiría si te dijera que no pico o tomo alguna cosa fuera de lo normal.

¿Estás durmiendo peor?
Estoy durmiendo bien, normalmente 8 horas diarias.

¿Qué es lo positivo de este confinamiento?
Que nos da tiempo a reflexionar, a conocernos mejor a uno mismo, a ver la vida de otra manera, a querernos más, a sacar el lado bueno de las cosas, a valorar la vida. En definitiva, a explorar cosas que antes teníamos abandonadas.

¿Y qué crees que es lo peor de estar encerrados?
La ansiedad que nos provoca tanta incertidumbre, la restricción de libertad que cada persona necesita para su bienestar.



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