Wilmar Roldán (Amalfi, 24/01/1980) es un árbitro colombiano que ha sido recientemente elegido por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) como el octavo mejor árbitro del mundo en el año 2012.
- ¿Cómo asimila que sea reconocido entre los mejores diez árbitros del mundo?
Con mucha felicidad. Es un premio al esfuerzo. Siempre será bueno que los demás valoren el trabajo que uno hace.
- ¿Se le pasó alguna vez por su cabeza llegar tanto alto en el escalafón internacional?
Que te designen para los mejores partidos hace que lo visualices. En el 2011 dirigí el partido del tercer y cuarto puestos de la Copa América, y una semifinal de Copa Libertadores. Y en 2012 pité la final de la Libertadores y estuve en los Juegos Olímpicos de Londres, entonces eso dio un plus para que el mundo se diera cuenta de que Colombia tenía un buen árbitro.
- ¿Cuál cree que es ese principal valor que usted tiene dentro del campo?
La tranquilidad. Un árbitro no debe dudar en el momento de tomar decisiones, así vayan en contra del equipo local o del jugador más importante del partido.
- ¿Cómo llegó al mundo del arbitraje?
Soy árbitro desde los 11 años. En mi pueblo natal (Remedios, Antioquia) comencé a pitar los torneos infantiles porque siempre me gustó el fútbol. Una vez estaba en un torneo de interescuelas en el colegio, una profesora pitó un penalti y yo le protesté. Ella me dijo que si es que yo sabía pitar y le respondí que sí. Entonces me prestó un pito de piñata, me fui para la tienda y saqué de la basura la envoltura de un Bon Bon Bum para representar la tarjeta roja y la caja de unos chicles para utilizarla como la amarilla, y desde ese día comenzó mi pasión por el arbitraje.
- Siempre le gustó el fútbol. ¿Cómo hace un árbitro para despojarse del fanatismo dentro de la cancha?
- Siempre le gustó el fútbol. ¿Cómo hace un árbitro para despojarse del fanatismo dentro de la cancha?
Cuando uno es niño siempre tiene inclinación por un equipo, pero cuando ya estás metido de lleno en esto, te vas despojando de eso. Muchas veces pité partidos de la selección de Remedios porque era el único con escarapela oficial en el nordeste antioqueño y me tocaba quitarme el uniforme de jugador para ponerme el de árbitro. Entonces toca desprenderse de esos sentimientos y ser responsable.
- ¿Cuál es el peor error que ha cometido en la cancha?
Para nadie es un secreto el error que cometí en la final América-Chicó en el Pascual Guerrero en 2008. Me faltó sentido común cuando un jugador del Chicó se dirigía con el balón hacia la portería, pero ya aprendí de eso.
- ¿Cuál es la plaza más brava para dirigir?
Cúcuta, sin dudas. Allá la afición es dura. Cuando el equipo va perdiendo, las barras son capaces hasta de tirarte un televisor. Una vez pité un partido Cúcuta-Millonarios, que terminó 2-2, y me tocó esperar cuatro horas en el vestuario, después de que se terminó el juego, para poderme ir al hotel.
- ¿Ha sentido ganas de responder al insulto de un jugador?
La respuesta a los jugadores que nos insultan es la tarjeta roja. Si el respeto predominara en el fútbol, las cosas serían más fáciles. Eso hay que hacérselo saber siempre a los jugadores para que sean los más importantes y valiosos del mundo.
- ¿Es amigo de la implementación de la tecnología del gol?
La tecnología del gol es necesaria. Desde el Mundial del 66 venimos discutiendo si el balón entró o no, se repitió luego en el Mundial del 2010 con los mismos rivales, Inglaterra y Alemania, y se agudizó la polémica. Hay jugadas en las que el ojo humano no es suficiente y aplaudo la decisión de la Fifa de poner en práctica la tecnología del gol, como ya lo hizo en este Mundial de Clubes. Esperemos que esa sea la solución al gol fantasma y que ningún equipo se vea perjudicado por la no validación de un gol legítimo, porque el gol es la máxima alegría del fútbol.
- Usted está en curso para ir a su primer Mundial de Brasil. ¿Está cerca esa posibilidad?
Vengo trabajando para ello. Tuve ya dos participaciones en los Juegos Olímpicos 2012, además de la Copa América y las actuaciones en Copa Libertadores, así como las Eliminatorias al Mundial y el Torneo Esperanzas de Toulon, en Francia. Para ir al Mundial vienen tres pruebas difíciles que son en abril, en Paraguay. Y la Copa Confederaciones y el Mundial Juvenil en Turquía pueden ser dos grandes exámenes para ganarse ese derecho a estar en Brasil. Pero uno no puede ‘montarse’ en un Mundial sino hasta cuando ya está pitando allí su primer partido.
- ¿Cuál es ese árbitro internacional que más admira?
Siempre admiré al argentino Javier Castrilli, por su carácter. Era un árbitro que entraba a la cancha e infundía respeto, jamás le temblaba la mano.
- Y a usted, ¿le ha temblado la mano alguna vez?
Jamás me ha temblado la mano. El día que me dé miedo dirigir, me retiro, porque yo pito por placer. En el vestuario siento esa ansiedad por salir a la cancha y cuando entro al terreno me emociono mucho.
- ¿Cuál es el partido más importante que ha dirigido?
Me quedo con la final de la Libertadores en el 2012, entre Corinthians y Boca Juniors. Es lo mejor que me ha pasado nunca. Fue una apuesta de la Conmebol en un árbitro joven, que venía en ascenso y respondí con nota a las expectativas.
- ¿El futbolista es ‘piscinero’?
Ese es un mal del fútbol que ha hecho carrera y es difícil erradicarlo, porque la gente aplaude la deshonestidad, el fútbol sucio y eso se ve desde las divisiones inferiores. Un niño simula una falta y si el árbitro le cree, ese niño es un peligro para el fútbol, porque fue capaz de engañar al juez.
- ¿Y alguna vez lo ha expulsado porque se metió con usted?
Sí, una vez en un América-Millonarios, expulsé a Bedoya. En el último minuto me dijo descarado y le saqué la roja. Esa, la roja, es la mejor defensa de un árbitro.
Sí, una vez en un América-Millonarios, expulsé a Bedoya. En el último minuto me dijo descarado y le saqué la roja. Esa, la roja, es la mejor defensa de un árbitro.
Fuente: eluniversal.com.co. Foto: acordantioquia.com
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