Los futbolistas suelen reaccionar de distintos modos cuando son amonestados por un árbitro: unos se abalanzan sobre el trencilla para pedirle explicaciones, otros prefieren excusarse en que es la primera entrada que hacen en todo el partido; también están los que te recuerdan una falta del equipo contrario en la que no mostraste amarilla o los que simplemente sacan una sonrisa irónica de oreja a oreja. En definitiva, todos suelen mostrar su total disconformidad ante dicho castigo disciplinario.
Lo que sí es más extraño es que un jugador saque su lado más cariñoso justo después de recibir una cartulina amarilla. Eso es lo que le pasó a un futbolista en Argelia. Lejos de tomar disgustos por la decisión del árbitro, el jugador aceptó de buen grado la tarjeta y se aproximó al colegiado para darle un beso en la frente antes, incluso, de mostrarle el cartón amarillo. La reacción del futbolista alegró al árbitro, que mostró su mejor sonrisa ante un hecho de lo más inusual.
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